No es que un jardín vaya a arreglar todo lo que nos entristece y nos preocupa en la vida, pero si que nos procurará ayuda, elevando el ánimo y a haciéndonos sentir mejor.
Y no solo por el hecho de hacer ejercicio, estar al aire libre y cultivar algo hermoso, que también reconforta el alma, sino por estar en contacto con la tierra, con su aroma, su tacto y…sus bacterias!
Si, si, sus bacterias! Estas pequeñas con las que siempre estamos en lucha, y evitamos todo contacto en nuestra vida aséptica son unas de nuestras grandes aliadas en el refuerzo del sistema inmune y en estudios recientes se ha descubierto que en concreto la bacteria denominada Mycobacterium vaccae también nos ayuda a sentirnos mejor. Cómo? Elevando las citokinas y la producción de serotonina, que se traduce en bienestar, felicidad, menos stress y tristeza!
No es maravilloso? Estas bacterias antidepresivas nos relajan y animan, y lo único que tenemos que hacer es entrar en contacto con ellas!
Ya sabéis que yo siempre os animo a tener plantas, a cuidarlas y conectar con ellas, ya puede ser en un huerto, jardín, balcón, o macetas en casa, o si no podemos acceder a nada de lo anterior salir a pasear por la naturaleza, descalzarnos en la tierra o jugar con ella.
Todos los que trabajamos de alguna manera la tierra sabemos bien de la satisfacción y felicidad que supone, y ahora esto es respaldado por estudios científicos en la materia, la cual cosa me parece fascinante, pero es algo que era bien sabido, sobretodo por nuestros ancianos, que aún jubilados seguían atendiendo sus huertos con todos los beneficios que eso les reportaba tanto física como emocionalmente.
También los niños se pueden beneficiar de estas bondades y les puede ayudar en su aprendizaje y habilidades cognitivas, además de exponerles a este tipo de bacterias desde pequeños.
Hacerles partícipes de un maceto huerto, de cultivar su comida o de jugar en la naturaleza no solo les ayudará en su desarrollo, también lo hará reforzando su sistema inmune para evitar que desarrollen alergias o asma.
Un estudio publicado en Febrero del 2011 en el New England Journal of medicine en el que participaron 9600 niños entre 6 y 12 años de Alemania, Suiza y Austria, concluyó que aquellos que habían crecido en granjas estaban protegidos de reacciones atópicas, alergias y asma, ya que habían sido expuestos a una mayor variedad de hongos en el ambiente y bacteria comparados con los que vivían en las mismas regiones pero en diferente ambiente.
Yo lo encuentro una buenísima excusa para jugar a ensuciarnos con los niños a la vez que la maravilla de la tierra que nos sostiene nos protege y ofrece su ayuda.
No creéis?
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23454729
https://www.sciencedaily.com/releases/2010/05/100524143416.htm
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