Sintiendo por fin la llegada del invierno, con el descenso de la temperatura y estas benditas lluvias con las que ha comenzado el año.
Mañana finaliza este periodo de festividades con la llegada de los reyes magos portando sus regalos:
Oro, incienso y mirra eran sus ofrendas,según la tradición cristiana. Oro para el Rey, incienso para el Dios y mirra para el Hombre.
Ayer me recordó esta frase Juan Plantas en su sección, haciendo referencia a la faceta divina del incienso y a las propiedades curativas de la mirra para los hombres.
Como sabréis, incienso y mirra son dos resinas procedentes de árboles de oriente medio, y se han usado desde la antigüedad tanto en rituales religiosos, como en medicina, perfumería y por supuesto en aromaterapia.
La mirra como parte terrenal se utilizaba para sanar afecciones de los hombres.
Es astringente, carminativa, estimula el sistema inmune, es antimicrobiana, anticatarral, tónica y expectorante.
Nos ayuda también en afecciones cutáneas, heridas.
El incienso todavía se utiliza como ofrenda, para elevar rezos y para conectar con lo divino en multitud de cultos.
Sus propiedades a nivel terapéutico se asemejan a las de la mirra.
“El Incienso calma el estrés físico y despierta la conciencia del alma, Mientras que el aroma de la Mirra, calma los miedos
y resuelve la ansiedad sobre el futuro.” El humo sagrado.
El aceite esencial de incienso en olfactoterapia favorece el estado meditativo y la relajación, calma la respiración y disminuye la frecuencia cardíaca, ayudándonos a disipar angustias y ansiedad, protegiendo cuerpo y alma de influencias negativas y conectándonos con lo divino favoreciendo nuestra evolución espiritual.
La mirra nos conecta con la tierra, con la madre, en un abrazo amoroso, nos hace sentir a salvo, para abrirnos y volver a confiar en los ritmos naturales.
Yo los combino en preparados para difusión o en prácticos roll- on para acompañar la práctica meditativa.
Todo un regalo de la naturaleza! y un verdadero placer trabajar con ellos